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Forster sobre Laclau:

 

Durante gran parte de la entrevista Ricardo se referenció en la figura del pensador argentino Ernesto Laclau, quien visitó nuestra Facultad en dos oportunidades. En palabras del secretario de pensamiento nacional:

“Creo que Laclau tenía un pie en cada continente, entonces conocía la tradición del pensamiento nacional, venía de la izquierda nacional, conocía y valoraba la experiencia del peronismo, conoció la experiencia Latinoamericana y al mismo tiempo en Europa estableció vínculos con la tradición lacaniana, postestructuralista, forjó la idea del postmarxismo con Chantall Mouffe en su libro del año 85 (“Hegemonía y estrategia socialista”). Era el tipo adecuado para poner en diálogo a Europa y América Latina y su concepto de populismo me parece le permite establecer ese diálogo, sobre todo cuando hace un análisis crítico de la socialdemocracia europea.”

Lo interesante es que permitió un diálogo entre lo que en el caso argentino y sudamericano se entiende más fácilmente como las tradiciones nacionales populares, lo que Ernesto Laclau llama “La razón populista”, con las tradiciones netamente de izquierda incluso al interior de la experiencia latinoamericana.

 

El filósofo y ensayista Ricardo Forster es un referente innegable en los debates en torno a la cuestión nacional. Fundador, junto a otros intelectuales, del espacio Carta Abierta en plena crisis del “campo” en 2008, actualmente se desempeña como Secretario de Coordinación Estratégica para el Pensamiento Nacional, cargo desde el que ha propiciado numerosos foros de debate, entre ellos el de Emancipación e Igualdad, y ha aportado a desarticular la falsa dicotomía entre pensamiento y acción, la intelectualidad versus la política.

Inconsciente Colectivo se acercó al Ministerio de Cultura de la Nación para pensar junto a él algunos aspectos de la filosofía latinoamericana y  navegar en la coyuntura política de cara a las próximas elecciones nacionales del 25 de octubre. De tono amable y pensativo, respondió a cada una de las preguntas realizadas sin cassete, cuestionó la formación de la militancia y realzó el valor de la mirada crítica.

 

¿Que opinión te merece el Foro de Emancipación e Igualdad con respecto a la convocatoria y a las repercusiones que tuvo?

 

Cuando nosotros comenzamos de diseñar la estructura de la Secretaría armamos un programa que se llamó “Diálogos del Atlántico entre América Latina y Europa” con la idea de generar un ámbito de intercambio de las experiencias latinoamericanas desde Hugo Chávez, Néstor Kirchner, Lula, Rafael Correa y Evo Morales con las nuevas experiencias que iban surgiendo en el mediterráneo europeo: Podemos en España, Syriza en Grecia y otros espacios mas frente y generar un ámbito de debate, de encuentro, de reconocimiento y hacerlo bajo la resignificación de algunos términos muy caros a los ideales sociales, políticos, tanto de las tradiciones nacionales populares como las tradiciones de izquierda, como son esas dos palabras que le dieron nombre al foro: Emancipación e Igualdad. Me parece que se logró convocar a los exponentes mas potentes que hoy salen a discutir el modelo neoliberal. Si ven la composición del foro prácticamente todos han tenido o tienen una intensa actividad política, ni hablar de García Linera en Bolivia o Iñigo Errejón en España con Podemos, pero también Noam Chomsky que además de ser el más importante lingüista vivo es el último gran activista de los movimientos contraculturales estadounidenses y un gran crítico del imperio. Lo que intentamos mostrar que hoy las experiencias latinoamericanas y europeas están reuniendo fuertemente lo político con la crítica, ya no hay esa distancia entre el político y el intelectual, sino que pueden conjugarse fuertemente.

 

Existe una corriente de pensamiento que fomentamos desde nuestra formación que es la línea de la “Filosofía de la Liberación”, en este sentido y desde tu perspectiva: ¿Liberación y Emancipación pueden llegar a ser tomados como sinónimos?

 

Tenemos entre el 6 y el 8 de julio en Tucumán un gran foro argentino y latinoamericano y va a estar vinculado a la idea de los bicentenarios, la lucha emancipatoria y uno de los invitados va a ser Enrique Dussel, que es uno de los grandes teóricos de la filosofía para la liberación. La palabra Emancipación en un punto esta más ligada a una genealogía de la tradición ilustrada, utilizada mas en los tiempos de las gestas emancipatorias de principios de Siglo XIX, heredera de la Revolución Francesa y ligado a la autonomía de los individuos y sobre todo a la idea de emancipación nacional, después va a haber un giro hacia la emancipación social. Me parece que el concepto de Liberación es más del Siglo XIX, muy poderoso en términos de desplegar un imaginario también vinculado a la idea de revolución, a un cambio profundo en la trama de la distribución de la riqueza y también a una radical autonomización del peso que el imperio estadounidense, sobre todo, ejerce en el Siglo XX sobre América Latina; pero son dos palabras que pueden ligarse, que pueden dialogar entre sí, lo mismo que, y por eso pusimos esas palabras que tuvieron sus conflictos, por un lado emancipación y por el otro igualdad. Si las sacamos de la significación puramente jurídico liberal y pensamos en la igualdad desde un concepto mucho mas material vamos a ver que siempre hubo una tensión entre el universo de lo emancipatorio y de lo libertario con el universo de lo igualitario. Nos parece que este es un  momento donde es posible y necesario resignificar las dos tradiciones.

 

Nombrabas a Laclau y a Dussel, además de ellos dos ¿Qué intelectuales tanto en Latinoamérica como en el mundo consideras como los fundamentales de este tiempo?

 

En Argentina hay nombres que son importantes: pongo en primer lugar Horacio González, creo que es un intelectual enorme y probablemente el más importante de la tradición argentina en este momento. De generaciones más jóvenes tenemos a Eduardo Rinesi, a Diego Tatián que es decano de la Facultad de Filosofía de Córdoba y un extraordinario pensador. Desde la tradición de las izquierdas creo que un tipo refinado y con el que se puede dialogar es Eduardo Grüner, está también José Pablo Feinmann, María Pía López es también interesante. Los europeos hoy tienen la tradición del autonomismo francés, ligado a esos pensadores que emergen en la década del sesenta, (Alain) Badiou, (Jacques) Rancière. No veo todavía una nueva generación joven de pensadores que logren regresar sobre el terreno de lo político. Creo que en América Latina hemos dado un paso hacia adelante, salvo el caso, me parece, de España con Podemos: Iñigo Errejón es un ejemplo interesante, él tiene una formación académica, es un cuadro político notable que ha pensado muy bien la situación actual, que conoce profundamente América Latina y ha sido influido por Laclau, y que sobre todo vuelve a establecer la relación entre un pensamiento crítico y la necesidad de volver a construir un lenguaje político que incida sobre la realidad. Me parece que la gran novedad de estos últimos doce años en América del Sur es que se reconstruyó el puente entre mirada crítica sobre la sociedad y la política.

 

Hablabas del sector militante y la deficiencia en la formación, ¿Pensás que a veces se las intenta mostrar como dos instancias antagónicas?

 

La idea de que el militante es territorial, que está en el barrio y hace un trabajo puramente práctico me parece que es un gran error. Creo que las tradiciones políticas que nos han conformado desde el peronismo, de lo mejor de las tradiciones de izquierdas siempre contuvieron la idea de un militante integral, capaz de discutir, lector, formado, que conoce su historia, que puede intervenir en el presente mejorando el discurso y por lo tanto mejorando la práctica. El espíritu crítico es fundamental para tradiciones que hablan de emancipación, de liberación de igualdad. Me parece que es parte del espíritu de este espacio, tratar de complejizar, romper los simplismos, los dogmatismos. A mí me parece muy bien citar a Jauretche pero no podemos resolver el mundo con una cita de Jauretche. Hay que arriesgar, producir confluencias, hay que generar esos ámbitos de encuentro entre distintas tradiciones que hoy es necesario que se junten y que puedan expandirse en común. Yo creo que este es un tiempo de confluencia y creo que la tradición nacional popular es un espacio en donde discutir a Gramsci o a Perón es muy valioso en sí mismo. Creo que la secretaría apuntó a eso.

 

Con respecto al contexto político actual y luego de que se reafirme la candidatura de Scioli como presidente dentro de FpV, ¿Qué opinión te merece esta elección de este candidato y qué opinión tenés con respecto a la candidatura de Carlos Zannini como vicepresidente?

 

Yo creo que hay una novedad en la política argentina. El hecho de que la fórmula presidencial hoy esté integrada por Daniel Scioli y Carlos Zannini es un giro político notable, por quien es Zannini y por lo que representa en el kirchnerismo y también porque Scioli produce un cambio en relación al modo con el que el stablishment leía a Scioli, lo entendían como alguien más próximo al sector de las corporaciones que al proyecto de transformación del kirchnerismo. Me parece que este acuerdo reposiciona a Scioli sin que hagamos profecía, veremos a partir de si gana la fórmula a partir de 2016 ver como avanza esta nueva etapa del FpV, de esta historia de doce años hacia donde va, pero lo cierto es que hoy estamos frente a una novedad, frente a un acontecimiento político que resignifica también el lugar del propio Scioli, eso no significa que podamos seguir sosteniendo una mirada crítica, una pregunta inquietante o incluso una sospecha, es bueno seguir sosteniéndola pero Scioli al aceptar que su compañero de fórmula sea Zannini también está diciéndole a las corporaciones y al stablishment que no es aquel que ellos pensaban que era. Creo que hay que aprender  a leer esa novedad sin abandonar, insisto, la mirada crítica

 

José Pablo Feinnman en su libro “Diálogos irreverentes con Néstor Kichner” plantea esta idea de las “manos sucias”, este debate entre pragmatismo y pureza, ¿Creés que la fórmula Scioli – Zannini pretende un equilibrio en torno a esta idea?

 

Expresa la tensión creativa que en estos doce años se dio entre, vamos a llamarlo, peronismo y kirchnerismo. El kirchnerismo es hijo del peronismo pero este a su vez lo ha resignificado, lo ha revitalizado, lo ha reparado. Néstor Kirchner rescata al peronismo de su hundimiento menemista y a su vez genera una nueva experiencia que lleva un nombre propio. La política siempre es el territorio de lo incompleto, lo inacabado. No es el lugar de las transparencias, de la pureza, sino que es un lugar en donde la sociedad expresa sus tensiones, sus conflictos. Yo creo que hoy es un interesante escenario. Se abre una etapa muy compleja de la vida política argentina, extremadamente compleja, por todo lo que significa este período, del modo en como concluye Cristina la presidencia con un liderazgo consolidado, una imagen pública altísima, con un movimiento social popular que ha constituido una nueva trama identitaria que hoy llamamos kirchnerismo, capaz de defender derechos, de apostar por más. Entonces creo que es una Argentina muy interesante y yo creo que eso también influye en el propio Scioli que no es el mismo que hace dos años atrás, en el 2013 donde veía las cosas en un estado de desequilibrio y en peligro. A Scioli también lo toca la movilización del 25 de Mayo que fue impresionante o la del 1 de marzo, la consolidación de un diálogo extraordinario entre Cristina y esa multitud.

 

¿Qué rol creés que debe tomar la militancia dentro de este nuevo espacio?

 

Me parece que la militancia tiene que salir. Hay una mezcla de prejuicio, de cierto antiintelectualismo que creo que persiste en las militancias. Me preocupa que los jóvenes del kirchnerismo lean al peronismo de un modo acrítico, me preocupa mucho que lo lean mitologizando el peronismo del 45 como si no hubiera habido en el medio nada más que Perón, Evita y después Néstor y Cristina. Me parece que eso es quedar por detrás de las generaciones de sus padres y abuelos que tuvieron una mirada crítica inclusive estando vivo Perón, el peronismo era movimiento. Néstor les decía a los jóvenes que tenían que transgredir, que tenían que atreverse, me parece que habría que volver a esa idea de Néstor. Los jóvenes deben desafiar ese statu quo y muchas veces ese statu quo está por dentro de esa fuerza política.

 

Entrevista a Ricardo Forster

“Los jóvenes deben desafiar el statu quo, incluso dentro de su propia fuerza política” 

 

 

Por Matías Tkaczuk y Lucas Ten Hoeve, estudiantes de Periodismo, UNLZ

Fotos: Mariano García

Armando González – Alumno de UNITE – Psicología Social

LA MUERTE DE LOS SUEÑOS, LA LIBERTAD Y LA CONDICIÓN HUMANA

 

 

 

 

“A veces, los sueños de libertad son

arrebatados por la muerte que nos

aguarda al final del camino”.

 

 

 

 

Un trabajo en memoria de aquellos que fueron muertos por la Dictadura Militar en Margarita Belén en el año 1979.

 

 

 

Le fue notificado que sería trasladado a otro centro de detención. Al escucharla, lo único que provocó en él, fue terminar de confirmar sus sospechas: esa noticia significaba algo más que un traslado.

Esa percepción lo había perseguido desde el momento que lo detuvieron. Jamás preguntó los motivos. “Con ellos”. Los cargos carecían de importancia. Tenían el poder sobre bienes y hacienda.

Y en esa madrugada, la última de su vida, decidió meditar, quizás desde una postura metafísica, sobre el bien y el mal, sobre lo bueno y lo malo de lo que había sido su lucha.

Recordó que su último acto, antes de ser detenido, fue salvarla a ella. Sabía que para ellos, carecía de importancia si pertenecía o no al movimiento. Estaban juntos y eso bastaba.

Con el correr de las horas que se iban cerrando sobre él, se preguntó si todo lo suyo había tenido algún sentido.

Recordar y bucear en ese pasado, que pronto se uniría al presente, para juntos llegar al final, era intentar la recuperación, por parte de la memoria, de todos los enlaces íntimos de él mismo. Encontrar una significación que le permitiera entretejer lo vivido para tener la posibilidad de otorgarle sentido a esa vivencia.

Estaba claro para él que ese sentido debía rumiarlo en soledad. No tendría ese espacio compartido que posibilita la emergencia explicita de los sentimientos; no tendría alguien que entendiera, alguien que recogiera ese dolor, alguien con quien compartirlo.

Recordó que en un tiempo, en el que frente a los tantos procesos de democratización que se intentaron, llegó a creer que los derechos humanos no le pertenecían. “Eso ya pasó”, escuchaba decir. Sin embargo, un día se oscureció el país. Ruidos de fusiles y bayonetas aparecieron en el horizonte para quedarse.

Desde ese momento, nada fue igual. Se había producido una transición de la democracia hacia el autoritarismo, y se lanzó, como tantos otros, a esa lucha por restituir valores como la verdad y la justicia que habían sido cercenadas por los que detectaban el poder.

Siempre había creído que la justicia existía no sólo para demostrar culpabilidad sino también para demostrar inocencia, pero comprobó que donde hay un alto grado de exclusión social, no todos tenían accesos a ella ni todos eran igualas en sus veredictos.

De pronto quedó muy claro cuál había sido el sentido de todo. Hasta la muerte había encontrado lo suyo.

Sus pensamientos, entonces, estuvieron más allá de los crueles días y noches pasadas en su cautiverio; más allá de las espantosas condiciones de vida o muerte en ese lugar; más allá de la implacable maquinaria de destrucción y la derrota del ideal de los seres humanos.

Amanecía cuando lo subieron, junto a otros detenidos, al camión con las manos atadas en la espalda, que intuía hacia la muerte, trato de consolarse imaginando como sería el fin del mundo.

Si la historia no es más que un sueño que ya había sucedido, ninguna importancia tenía morir ahora, inocente o culpable. Eso fue pensando hasta que llegaron a ese lugar lleno de flores silvestres y los bajaron.

Se vio deslumbrado por el destello del primer sol que se habría paso entre la niebla del lugar, y pensó que si lograba darle a ese rayo de luz una profundidad infinita en su mente, sería inmortal.

Cuando les ordenaron ponerse en hilera, uno al lado del otro, todas las mentiras terminaron. El jefe del pelotón, un joven subteniente, se les acerco para ofrecerles la gracia de morir con los ojos vendados.

El asintió, y cuando le pusieron la venda y entró en la oscuridad, una ráfaga de su memoria cruzó por delante de sus parpados cerrados, dejando una estela luminosa en forma de labios de mujer.

Imaginó que si lograba detener aquel instante de ese amor que un día le fue regalado, podría salvarse.

Oía la fricción de las plantas silvestres junto a la voz del jefe del pelotón ordenando cargar las armas.

Lo último que había contemplado en este mundo era un destello rosa en la niebla. Y no le pareció que fuera del todo despreciable morir en medio del aroma de esas flores y con el sol iluminando todo su frente por donde entrarían las balas. Alguien grito: “Viva la Patria”.

En ese momento, oyó como muy lejano el eco de la descarga de los fusiles. Ignoraba que había sido fusilado.

Tenía un beso en la mejilla, un rayo de sol en su frente, tal vez la historia había terminado.

Por Roberto Samar

Licenciado en Comunicación Social y en Periodismo UNLZ

Docente de la Universidad Nacional Río Negro

DEMOCRATIZAR LA PALABRA

 


A través de estas líneas Roberto Samar nos propone indagar puntos de análisis sobre la naturalización de los discursos, la (in)visibilización de los Pueblos Originarios y el rol que toma y debe profundizar la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual.

Los medios de comunicación generan un efecto de realidad. Lo que vemos se nos presenta como los que nos pasa. En ese marco, vamos creciendo consumiendo discursos, muchos de los cuales son producidos en los países del norte, que nos llevan a naturalizar formas de ver el mundo.

Es particularmente ilustrativo un estudio que se realizó en México. En el cual les dieron a niños de entre seis y diez años un muñeco de tez blanca, rubio y de ojos claros y otro de tez morena y de ojos de marrones. Todos los chicos dijeron lo mismo: les gustaba el muñeco blanco, mientras que le atribuyeron características negativas al juguete morocho; ese era el malo.  

¿Qué es lo que hace que un niño asocie la belleza y la bondad a ser rubio?

Evidentemente, los mensajes que circulan en publicidades, dibujitos, juguetes, remeras, series y películas asocian lo bello y lo bueno a una determinada estética. Luego, esta forma de ver el mundo nos atraviesa y se constituye como parte de nuestra identidad.

En ese sentido, la idealización de Europa y Estados Unidos son lugares comunes en los discursos que circulan en los medios de comunicación hegemónicos. La invisibilización y subestimatización de nuestros pueblos originarios, también.

Para dejar en evidencia esta invisibilización, siempre es bueno recordar el estudio que desarrolló el Servicio de Huellas Digitales Genéticas de la Universidad de Buenos Aires, que determina que el 56 por ciento los habitantes de este territorio tiene sangre de los pueblos originarios.

 

 

Patagonia

 

 

En la Patagonia, el pueblo Mapuce fue víctima de un genocidio llevado adelante por el Estado Argentino. A raíz de esta persecución este pueblo tuvo que callarse. Para sobrevivir estas comunidades debieron eliminar su identidad, borrar su cultura, olvidar su lenguaje.

Por lo tanto al ser un pueblo víctima de un genocidio, son comunidades particularmente vulneralizadas. Lo que hace necesario que el Estado desarrolle políticas activas para que puedan ejercer plenamente sus derechos.  

En ese sentido, hace un mes pude participar de la maravillosa inauguración de la FM 89.9 Peuman Hueche (Sueño Joven) de la Comunidad Mapuce de Colipilli. En dicho encuentro vimos el trascendente sentido que tenía para la comunidad el poder comunicarse. La radio como una herramienta de integración de una comunidad.

En ese marco, el Lonco de la comunidad Huayquillán sostuvo que “la radio va a servir para unir a la familia mapuche y también para difundir nuestra cultura, nuestra historia, que hoy están adormecidas pero están, porque el contacto con nuestra madre tierra es permanente y nuestros jóvenes están manteniendo firme nuestra identidad como pueblo”.

Asimismo, Eduardo Fuentes, delegado provincial de la Autoridad Federal de Servicios de Comunicación Audiovisual (Afsca), sostuvo que la emisora “pone en función un derecho fundamental que es la comunicación y que le pertenece a la comunidad mapuche y a la comunidad en general”

Esta radio es un paso importante en la recuperación de la palabra. Cabe recordar que desde la aprobación de la Ley de medios de la democracia, son 46 los medios de los pueblos originarios autorizados.

Estos son pasos esenciales para la construcción de un nuevo paradigma comunicacional. Un paradigma que nos devuelva la voz. En el cual podamos crear discursos propios. Dejando de lado las hegemonías dominantes. Donde en el norte Neuquino, no estén obligados a consumir los enlatados de los países del norte, ni las preocupaciones del Centralismo Porteño.

En ese sentido,  democratizar la palabra es mucho más que la pelea entre las instituciones de la democracia y un grupo comunicación que tiene una posición dominante. Democratizar la palabra implica la construcción de medios alternativos que permitan darle voz a los distintos sectores de la sociedad. Pero sobre todo a los que fueron históricamente vulnerados.

En ese marco, la ley de medios es un escenario maravilloso. Pero la realidad no se modifica sólo con papelitos.  

La Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual son los límites, las reglas de juego, es una cancha sobre la cual se juega el partido por la democratización comunicacional. Y siempre recordemos que el partido lo jugamos entre todas y todos. Nosotros, el pueblo que habita este territorio, somos los que definiremos los alcances de la ley. Los pueblos originarios, los medios comunitarios, los estudiantes de comunicación, los periodistas libres y comprometidos,  los medios escolares y universitarios, y las organizaciones sociales son nuestros jugadores. El resultado del partido dependerá de nuestro compromiso y trabajo.

Palabra
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Sobre frases y sentidos

Por Lucas Ten Hoeve

Estudiante de Periodismo, UNLZ Sociales.

Mientras,  en las tribunas de la Sociedad Rural Argentina advertimos otro ejemplo de frases cargadas de una mirada sobre cómo se debe “hacer Patria”. Allí se lee que “Cultivar el suelo es servir a la Patria”, una frase aparentemente simple que esconde una mirada ideológica que nos traslada a la idea de “civilización o barbarie” de Domingo F. Sarmiento. La Patria pertenece, según esta posición, al sector terrateniente. Lo demás sería el subsuelo de la Nación. Siempre oculto y negado.

El principal salón de la S.R.A., ese que alberga a los stands de los diarios Clarín y La Nación en las ferias del libro, se bautiza con el nefasto nombre de José Alfredo Martínez de Hoz, estanciero, partícipe de la Campaña del Desierto de Julio Roca y, por si fuera poco, padre del ministro de Economía de la nefasta y oscura dictadura Cívico–Militar de 1976.

 

Estas frases que vemos día a día y que son incuestionadas  forman parte de un proceso de producción de sentido en el que estamos inmersos. El lenguaje conforma una parte fundamental de la construcción hegemónica de determinados discursos sociales, los que, por suerte, tenemos la opción de adherir o criticar. No estamos exentos de este debate y tomar una posición se vuelve imprescindible.

Estos ejemplos nos sirven para evidenciar la necesidad de debatir hasta las “obviedades”, de discutir los sentidos y tener una mirada aguda sobre ciertos discursos que circulan y tratan de conformarse como significantes vacíos que se llenan con distintos imaginarios, en este caso, sociales. Palabras vacuas con tanta amplitud que pueden abarcar distintas interpretaciones, pero que en el fondo responden a una forma de ver el mundo. Por más vacío que se plantee, la intencionalidad siempre está presente.

Mientras, en lo cotidiano, pasamos con el colectivo y vemos por la ventanilla derecha ese “Aquí se aprende a defender a la Patria”. La idea es que muchos lo cuestionen  y así esas palabras podrán mañana ser presentación de otro espacio que no sea un tiro federal. Serán, como lo pensó Scalabrini Ortíz, las bases para la reconstrucción nacional.

Fotografía: Nicolas Edgar

“Advertir el sentido de ciertos simbolismos que parecen naturalizados o, incluso, inocentes es la tarea de un pensamiento soberano.”.

 

 

"Nuestra liberación será obra de nuestra constancia, de nuestra fe y de nuestro valor. 

Saber que se está construyendo una patria es un estímulo bien grande para nuestras pequeñas vidas. 

Más no olvidemos que toda obra grande es producto de la acción, no de la meditación ni de la esperanza. 

La propiedad y la libertad se conquistan”.  

                                                                                   Raúl Scalabrini Ortíz.

 

 

 

 

 

Quienes vamos hacia la Facultad desde la Avenida Juan XXIII somos observadores (en menor o mayor medida, con más o menos interés) de un particular lema que nos interpela al bajar el puente. Miramos por la ventanilla del colectivo y vemos una pared del lado derecho, la del tiro federal, en la que se lee bien grande, en letras negras, la consigna “Aquí se aprende a defender a la Patria”.

Estas ocho palabras forman una oración de la que podemos deducir, suponer  un profundo nacionalismo, un ideal de defensa de lo nuestro frente a un otro hostil, pero simplemente es una declaración de principios para un espacio en dónde se practica tiro al blanco con armas de fuego y en dónde entrenan (por el momento) los aspirantes a policías de la escuela Juan Vucetich.

Ahora bien, algo me genera disconformismo a la hora de pensar el sentido de lo expresado por ese paredón. Algo no está bien allí, al menos desde la mirada de quien escribe estas líneas. En un primer momento, se puede pensar que esa frase bien podría no estar en ese lugar y sí podría ser un buen eslogan para, por ejemplo, la Universidad que se encuentra a pocos metros de allí. ¿Es que sólo se defiende la Patria con un arma? ¿De quién habría que defenderla si ese fuese el caso?

El pensador nacional Raúl Scalabrini Ortíz utilizó ese mismo  lema del Tiro Federal como subtítulo de su libro “Bases para la reconstrucción nacional” (1957), así llenó de un nuevo sentido esas palabras que para un sector hablan de defensa en términos armamentísticos y violentos. En oposición a esto, Ortíz demostró que esas mismas palabras pueden hablar desde otro lugar sobre la Patria, pensarla desde lo popular, por medio de una construcción pacífica y colectiva, sin armas y con acciones democratizadoras. Una reconstrucción simbólica.

Scalabrini Ortíz no fue el único que pensó en discutir los supuestos naturalizados y por eso también podemos hablar de otro pensador como Arturo Jauretche, quien denunció a esos profetas del odio. Con altura y argumentos  puso al desnudo la actividad intelectual de ciertos sectores que, como él decía, encarnan  esa intelligentzia. Ese grupo que traiciona su destino y adhiere al coloniaje, se niega lo propio.  Advertir el sentido de ciertos simbolismos que parecen naturalizados o, incluso, inocentes es la tarea de un pensamiento soberano.

 

La Muerte de los sueños

MEDITACIONES MUNDIALES

Por Nicolás Edgar, fotógrafo y estudiante de Comunicación Social

 

Debo confesar que tengo mis dudas, como todos, y sobre todo cuando tengo que hablar del mundial. Y fijate si estaré dudando, que en lugar de empezar el texto con un “el fútbol es lo más lindo que le pasó al mundo”, empiezo diciéndote que no sé qué carajo escribir sobre el mundial. Tranquilamente, sin que se me mueva una pestaña, podría decirte las mil y una maravillas de lo que quisiéramos que pase más seguido, de los enormes beneficios que tiene poblar una ciudad con banderas que después de la final van a volver al cajón, o van a quedar ahí, colgaditas de ese balcón hasta que el sol, la lluvia y las cagadas de las palomas la borroneen y la desgasten y te des cuenta que, en definitiva, no era más que un trapo y que esos colores que tanta alegría te dieron durante el mundial, a lo mejor,  estaban más adentro tuyo que en ese pedazo de tela que ahora estás descolgando y pensando si será poco patriótico tirarlo a la basura. Es que ya terminó todo… ¿para que querés que sepan que hinchaste por tu país? “Gorda, ¿te parece que la saquemos del balcón?”, le vas a decir y la respuesta seguramente sea algo como “eso ya no es una bandera, es un trapo mugriento”, pero tampoco quiero andar metiéndome en tu vida privada. Si la querés tirar, la tirás; si la querés dejar colgada y bancarte las quejas de la otra, dejála ¿o para qué sos el macho de la casa? sí, el macho ¿no te iba a buscar la cerveza a la heladera cuando estabas desparramado en el sillón mirando la definición por penales de Brasil- Chile? ¿No habías logrado eso y estabas más que orgulloso? Pero no, dije que no me iba a meter en tu vida privada.

 

Como venía diciendo antes de que el macho argento me interrumpa, tengo mis dudas, como todos ¿no? Es que hasta te venden los pañales con el versito de que son para que tu pibe cague con olor a mundial. Y aprovecho para elevar mi queja a Activia, que no pudieron relacionar la constipación con la selección, además, tengo la teoría de que un relato de Fantino es capaz de secar un vientre. Ahí vendría bastante bien uno de esos  yogures. Pero tampoco  vamos a andar avivándolos, hay límites infranqueables. Ahora, que te digan que tenés que ser mejor argentino porque está el mundial sí, eso te lo dicen y no les tiembla la voz. Y lo peor es que algunos se la creen, y después viene el “messi-cantá-el-himno-la-puta-que-te-parió”, que más de uno lo mezcla con el “yegua-dejame-comprar-dólares-para-irme-a-Miami”. Huy huy huy, por ahí están bastante complicados me parece, mucho más que yo, que solamente no puedo definir si me banco o no el mundial.

 

Es que sí, tengo mis dudas, porque yo ahora te puedo estar diciendo esto, pero ¿sabés lo que pasa? Detrás de las publicidades, detrás de los periodistas deportivos que ya no tienen más de qué hablar, pero que rellenan horas y horas de programación, detrás del nacionalismo inédito que resurge cada cuatro años, detrás de los millones y millones de dólares, euros, yenes, reales, pesos y cuanta moneda se te ocurra invertida en mejores estadios, en derechos de televización, en sueldos de jugadores que con lo que cobran en un año seguramente paguen la deuda externa de más de un país, detrás de las estadísticas y de los kilómetros recorridos por el cuatro de Costa Rica durante los 90 minutos. Detrás, muy detrás de todo eso, casi en un, no digo segundo sino tercer o cuarto plano, como olvidado para los que están más preocupados por números, ganancias y beneficios, ahí, en un rinconcito, casi pidiendo permiso para entrar en discusión, ahí está el futbol. Pero el futbol es más que eso que vemos en las pantallitas, el futbol es más que la publicidad de shampoo de Cristiano Ronaldo, es más que cuatro gallegos saludando a cámara desde la tribuna del Maracaná, es más, es infinitamente mucho más que la ola. Si fuera eso ya estaríamos fritos; bajemos la persiana y hagamos de cuenta que acá no pasó nada. Pero no, el futbol ni se le parece a eso. Es un poco inexplicable, ahí está la cuestión. Te puedo decir que dos arcos hechos con piedras en un descampado tienen más fútbol que la gigantografía de Di María al costado de la Panamericana. Y no es contra el Fideo, porque ese sí que lo lleva bien adentro, pero el cartel tiene empresa, tiene marca, tiene otras cosas, tiene de todo menos futbol. O te puedo decir, y esto te lo firmo ahora, que un abrazo de gol con tu viejo tiene muchísimo más fútbol que las bailarinas de Tinelli entangadas y con una camiseta de Argentina. También puedo decirte que es mejor demostrar el amor a tu país en otros ámbitos, que el futbol es hermoso, sí, pero que es un juego y no pasa de eso. Y los ejemplos siguen, podría decirte muchísimas cosas más, pero no vaya uno a  ponerse reiterativo, si ya con esto creo que me entendieron.

 

Fotografía: Brenda Arias

 

Meditaciones
Sobre frases

Por Lucas Ten Hoeve

Estudiante de Periodismo, UNLZ Sociales.

 

Bolivia continúa su revolución cultural y democrática

 

En pleno 12 de octubre, Día de la Diversidad Cultural, Evo Morales reafirma su conducción de los  movimientos sociales bolivianos. El próximo 26 de este mes se definen otras dos elecciones que marcarán el mapa político de la región: Brasil y Uruguay.

 

Evo Morales Ayma fue reelecto por más del 60% de los votos  en las elecciones nacionales bolivianas. De esta forma  conducirá los destinos del Estado Plurinacional por tercera vez consecutiva, hasta el año 2020.

En un año donde el bloque latinoamericano decide su continuidad en el proceso de unidad regional, Evo Morales demuestra la confirmación del pueblo boliviano para con las políticas implementadas desde el año 2006 en las que el país andino dejó atrás años de miseria y de gobiernos satélites de la Casa Blanca. Evo le devolvió la dignidad a su pueblo porque él mismo es ese pueblo. Por primera vez en su historia, luego de 500 años de opresión,  las distintas naciones que contiene el Estado boliviano decidieron que un integrante de la etnia aimara sea su voz al frente del gobierno, lugar en el que antes sólo hubo títeres de las elites económicas. Nunca un originario había conducido las riendas de la Patria que deriva su nombre del libertador Simón Bolívar.

El ex sindicalista cocalero reformó el sistema, el Estado y la constitución. Redistribución y adquisición de nuevos derechos encontraron los bolivianos en el modelo de país que planteó Evo desde un principio y que hoy tiene la oportunidad de seguir conduciendo.

 

Nacionalizó el petróleo y el gas de Bolivia en 2006, la inversión pública de esta forma pasó de 600 millones de dólares en el 2005, a 6 mil millones de dólares en el 2014. Las reservas internacionales crecieron a 15 mil millones de dólares. La educación y la salud fueron los pilares que forjó con las ganancias del gas, se crearon escuelas, hospitales y unidades sanitarias para los sectores con menores recursos. Se disminuyó la pobreza extrema de una manera significativa a través de la entrega de bonos sociales y políticas de carácter inclusivo.

 

Bolivia se integró al camino que iniciaron los líderes continentales Hugo Chávez, Néstor Kirchner, Lula Da Silva, Rafael Correa, entre otros,  y a partir del florecimiento de la primavera política en la región forma parte de organismos multilaterales como la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur), Mercado Común del Sur (Mercosur) y la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA), este último organismo celebró la victoria de Morales a través de un comunicado en cual destaca que ”El triunfo del compañero Evo Morales es una clara señal que la democracia se ha fortalecido en Bolivia y que el pueblo boliviano es hoy el dueño de su destino con mayor independencia y soberanía, victoria que honra las luchas de sus antepasados indígenas, de los Libertadores de Nuestra  América y de los luchadores de nuestros pueblos

 

Aún con todas estas transformaciones, quizás el legado más importante esté en la concepción política que desarrolló Evo en estos años. Desde su primera presidencia dejó en claro un precepto que ya habían tomado movimientos sociales en Latinoamérica, tales como el Zapatismo, pero que nunca había sido aplicado en el ejercicio de un gobierno. Desde la presidencia de Bolivia, Evo no creyó ser la sede del poder, al contrario de ciertos pensamientos políticos Morales habló de Poder Obedencial: los que mandan lo hacen obedeciendo a la voluntad popular. Una claridad conceptual que hizo posible la creación del Estado Plurinacional, desarrollo organizativo único en el mundo, una creatividad para poder refundar una nación multiétnica y multicultural.

El camino que emprende la Patria hermana de aquí en más tendrá como objetivos  el desarrollo económico sustentable, la continuidad y profundización de los derechos sociales, el pensar un país para la juventud, tal como señaló Evo,  y resolver de una vez por todas el conflicto diplomático que mantiene su país con el vecino Chile en pos de lograr una salida soberana al mar. Desafíos que emprende un país que desde hace  tres presidencias decidió pensarse a sí mismo. 

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Notas de la sección:

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